Es tiempo de golpear las teclas con el mismo furor que los explotadores golpean a sus perras. Tengo deseos de expresarme con el sutil estilo de una vulgar ramera. Es que hoy huelo a ron, tabaco y putas callejeras. A eyaculaciones pagadas y coños trasnochados. A orgasmos fingidos y labios embriagados.
Huelo a besos fríos y carcajadas estridentes. A hombres disfrazados de diosas y a diosas disfrazadas de mortales. Huelo a bocas llenas de esperma de ebrios imprudentes. Huelo a niñas de culos candentes y miradas indecentes. A pecados infernales.
Huelo a sodoma, huelo a gomorra, huelo a placer, huelo a drogas. Huelo a dinero malgastado pero muy disfrutado. Huelo a indecencia y alegrías ilegales, a libertad y libertinaje. Huelo a maricones, mujeres y felaciones. Huelo a placeres anales
Huelo a látex y sabanas de burdeles. Huelo a la vida de aquellas maltratadas mujeres. A vaginas mundanas vendidas y pagadas. A doncellas con sueños ultrajados y culos violados. Huelo a sudor y perfumes baratos. Uñas postizas rasgaron mi alma.
Huelo a la vida alegre de mujeres tristes. Huelo a esas mártires del placer, a su soledad, a su brevedad. Huelo a las vidas de aquellas que no le importan a nadie. Huelo a dolor.
Huelo a putas, perras, prostitutas, jineteras, meretrices, actrices de los placeres más inmundos pero más humanos, más perversos pero más carnales. Es que la carne no miente, ¡coño! la carne no miente.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Olores
Publicado por Dionysos en 10:49
Etiquetas: Cosas de Dionysos
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