miércoles, 13 de febrero de 2008

Olores

Es tiempo de golpear las teclas con el mismo furor que los explotadores golpean a sus perras. Tengo deseos de expresarme con el sutil estilo de una vulgar ramera. Es que hoy huelo a ron, tabaco y putas callejeras. A eyaculaciones pagadas y coños trasnochados. A orgasmos fingidos y labios embriagados.

Huelo a besos fríos y carcajadas estridentes. A hombres disfrazados de diosas y a diosas disfrazadas de mortales. Huelo a bocas llenas de esperma de ebrios imprudentes. Huelo a niñas de culos candentes y miradas indecentes. A pecados infernales.

Huelo a sodoma, huelo a gomorra, huelo a placer, huelo a drogas. Huelo a dinero malgastado pero muy disfrutado. Huelo a indecencia y alegrías ilegales, a libertad y libertinaje. Huelo a maricones, mujeres y felaciones. Huelo a placeres anales

Huelo a látex y sabanas de burdeles. Huelo a la vida de aquellas maltratadas mujeres. A vaginas mundanas vendidas y pagadas. A doncellas con sueños ultrajados y culos violados. Huelo a sudor y perfumes baratos. Uñas postizas rasgaron mi alma.

Huelo a la vida alegre de mujeres tristes. Huelo a esas mártires del placer, a su soledad, a su brevedad. Huelo a las vidas de aquellas que no le importan a nadie. Huelo a dolor.

Huelo a putas, perras, prostitutas, jineteras, meretrices, actrices de los placeres más inmundos pero más humanos, más perversos pero más carnales. Es que la carne no miente, ¡coño! la carne no miente.

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